- ÉTICA Y RESPETO POR LOS ANIMALES -
“Los animales son mis amigos y yo no me como a mis amigos”.
San Francisco de Asís
Este sea tal vez uno de los principales motores de la propuesta vegana. Es sumamente simple pero increíblemente difícil de aceptar por quien no quiero escuchar que ocurre en otro ser o esta aferrado a un egoísmo que enceguece -inocente quizá pero egoísmo al fin-. Los avances científicos nos indican que a excepción del reino vegetal, todo los otros seres vivos poseen un sistema nervioso -unos mas simples y otros mas complejos- que les proporciona señales de lo que ocurre a su alrededor y dentro suyo. Cuando se cocina una langosta viva, en todo su tejido, miles de señales de “dolor” recorren su cuerpo y así avisan al sistema central que algo esta mal. Ahora, imagínense una persona entrando a una ducha con agua hirviendo: todos esos pulsos del sistema nervioso se traducen en señales de insoportable dolor que pide la necesidad de mitigarlo. Bien, imaginemos que no podemos escapar. Eso es lo que le ocurre a una langosta de mar o una almeja cuando esta siendo hervida en los lugares mas lujosos. Si avanzamos aun mas en las especies llegamos por ejemplo a los mamíferos que poseen un sistema nervioso mucho mas avanzado que un invertebrado. Los cerdos por ejemplo, poseen células muy similares a las humanas. Experimentan el dolor de la misma manera que nosotros los humanos. Cuando se mata un cerdo para luego ser carneado y utilizado como alimento, se realiza un proceso tan salvaje como doloroso. Imaginemos a una persona colgando de sus pies, aun viva pero incapaz de defenderse. Se le apuñala por la yugular de manera que empieza a desangrase pero que no llega a matarla completamente. Es necesario que la sangre fluya y no coagule, por eso aun mientras se desangra no se mata al animal. Mientras tanto hay una lenta agonía. Solo pensar lo que ese animal siente y ve a través de sus ojos es entristecedor. Esa sangre en el caso del cerdo, se utiliza para hacer morcilla y otros derivados embutidos. Luego, cuando probablemente no ha muerto -es decir… aun siente dolor- es sumergido en agua hirviendo para aflojar la piel y los pelos que esta pueda tener. Todo esto, para que luego llegue a una mesa un trozo de este animal que murió en las condiciones mas perversas y tristes que a un ser le pueden dar. Por un momento, cierra los ojos y ponte en el lugar de ese animal, donde la única “culpa” que puede tener es la de carecer de derechos en un mundo donde se valora solo la satisfacción personal, porque nadie venga a decir que come una picada con jamón para satisfacer sus necesidades alimenticias: solo para saciar su paladar. Ahora imagina esos miles de pollitos que nacen para ser inyectados con hormonas de manera que mas rápidamente lleguen a tu plato. O de esas aves que no conocen la oscuridad y la única luz que sus ojos han visto es la de una constante luminosidad artificial, encerradas en compartimentos durante tiempos interminables para poner y poner los huevos que formaran parte de alguna comida humana. A estos se les corta los picos -de mas esta decir que no se utiliza ningún tipo de anestésico- de manera que no puedan romper huevos y sus patas quedan atrofiadas pues nunca han salido de sus cubículos ponedores. No se si hay algún animal que por tradición estemos mas en deuda que con la vaca. Parece ser que todavía en este mundo su gusto pueda mas que su dolor, pero solo ante mentes desconocedoras. Tal como nosotros, las vacas -vale decir que los todos, los animales pero puntualicemos aquí- están dotadas de 5 sentidos. Tienen un instinto al igual que nosotros, miedo, frió, calor, temor, curiosidad, cansancio, estrés…. no nos diferencia mas que la perversidad de nuestra raza. Decenas de veces he visto a personas aferrarse fuertemente al asiento cuando despega o aterriza un avión -y ni hablar si ocurre alguna leve turbulencia en el aire-. Personas alteradas, otras con fobias, otras transpirando, con el pulso acelerado. Acaso alguien puede pensar que el “ganado” no experimenta emociones de ese tipo cuando son transportadas y maltratadas?. Desde el primer momento las vacas se ven sometidas a esas sensaciones. Habría que sumarle, el maltrato, el hacinamiento, la incertidumbre de no tener noción que ocurre. Solo hay que imaginar un camión recorriendo las rutas con acoplados repletos de ganado vivo, apretados, descompuestos, estresados, con la mirada perdida ante semejante confusión. Ya desde ese momento el consumir carne debería hacer pensar si merecemos ser la raza que “lidera” la existencia en este planeta. Cuando estos animales llegan al matadero, las cosas nunca mejoran, ya que ni siquiera la muerte que se les da es rápida y efectiva. Los maltratos van en aumento a niveles que pocas personas pueden soportar ver todo el proceso anterior a su bife en el plato. No hay descanso para la crueldad en un matadero: sangre y olor a muerte. Solo piensen que una vaca sufre todo lo que sufrirían las personas que eran llevadas a campos de concentración durante la segunda guerra mundial. No debemos ser ingenuos y minimizar los sentidos y sensaciones de los animales. Solo mira a tu mascota a los ojos y podrás ver como expresan emociones, como si le pegas se cobijara, si la tatuás con un hierro al rojo vivo gritara del dolor y escapara lejos de ti, si la tratas bien te mirara con la lengua fuera y moverá la cola; ¿acaso crees que una vaca, cerdo, chivito, o cualquier otro animal no experimenta lo mismo que tu perro o gato? Si tuvieses uno de estos animales de mascota, seguro serias incapaz de hacerle daño; ¿por que no extender dicho concepto? Son muchos los ejemplos y podríamos entrar en detalles y descubrir que lo que esta en nuestro plato tiene una historia que no nos representa. Podemos demostrar el innecesario sufrimiento de los animales que ante nuestras posibilidades siempre están indefensos.

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